La industria alimentaria se ha apoyado en plataformas ERP flexibles que les han permitido adaptarse a un entorno cambiante que ha generado nuevas necesidades
Integrar todas las áreas de negocio de la industria alimentaria es fundamental para practicar una gestión eficiente. Además, para las pymes del sector alimentario es clave poder confiar en la fiabilidad de la base de datos con la que operan. Hacer que la información fluya con rapidez por todas las áreas del negocio (producción, almacén, ventas, finanzas, etc.) permitirá también tomar decisiones más inteligentes al apoyarse en datos veraces y relacionados.
Control, productividad y trazabilidad son solo algunas de las múltiples cuestiones a tener en cuenta en la gestión de las empresas del sector alimentario. Para operar bajo el paraguas de la eficiencia y la rentabilidad, las pymes de este entorno necesitan disponer de soluciones tecnológicas que automaticen y conecten procesos, que faciliten el control de toda la cadena de aprovisionamiento, stocks y almacén y que simplifiquen, los procesos productivos, la trazabilidad y la gestión de las caducidades.
Pero, además, como explican expertos, “es necesario conocer el rendimiento financiero y poder gestionar con agilidad y en tiempo real toda la información relacionada con clientes, proveedores, productos, etc. a través de diferentes Informes y potentes herramientas de análisis de negocio para facilitar la toma de decisiones precisa”.
La industria alimentaria ha sido una de las que mejor están respondiendo en la era COVID. Pero también ha sido uno de los entornos industriales a los que más desafíos han tenido que enfrentarse en los últimos tiempos. Lo han hecho apoyándose en plataformas ERP flexibles que les han permitido adaptarse a un entorno cambiante que ha generado, nuevas necesidades, igualmente cambiantes.
A un año vista del inicio de la pandemia, la industria alimentaria ha visto clara la aportación de la tecnología a su negocio en un entorno acelerado y de alto riesgo. Resumen algunas de las razones por las que las pequeñas y medianas empresas del sector alimentario han apoyado su gestión en un ERP y cómo ha impactado sobre su visibilidad y el control de los procesos de negocio:
Aumento de las ventas y, sobre todo, de la rentabilidad. El ERP ha mejorado la eficiencia de las pymes alimentarias en un momento en el que, el incremento de la demanda precisaba de respuestas ágiles, transparentes y precisas. El ERP ha permitido que la producción, los pedidos, el inventario, la logística o las ventas se hayan podido gestionar desde un único sistema central, minimizando los errores que podrían haber derivado en la pérdida de las ventas o en una mala gestión. Pero también, esta centralización ha acelerado la velocidad de respuesta, mejorando el servicio que se presta a los clientes.
Más satisfacción del cliente. El ERP ha permitido implementar un sistema eficiente para la gestión de los pedidos y responder a clientes y/o proveedores con agilidad y solvencia. Algo que, en momentos complejos como los vividos en 2020 ha supuesto, por un lado, la diferenciación en positivo de aquellas otras organizaciones que se vieron superadas por la situación, y, por otro, la posibilidad de responder con éxito a la avalancha de pedidos sin precedentes. Por lo tanto, se puede decir que, el ERP se ha convertido en un factor clave para el éxito de la industria alimentaria en la era COVID.
Incremento de la flexibilidad y minimización del riesgo. La industria alimentaria está en continuo cambio, por lo que, aunque la pandemia ha supuesto un verdadero shock en el entorno, como para el resto de las industrias, esta capacidad de adaptación al cambio le ha permitido seguir siendo competitiva incluso en los momentos más críticos de la pandemia. La flexibilidad y la creatividad han sido dos elementos clave. Pero, la utilización del ERP adecuado ha facilitado y, hasta, impulsado, la gestión de todos los cambios con un riesgo mínimo de interrupciones en la cadena de suministros.
Reducción de costes. Reducir los costes en un escenario incierto es casi un imperativo. Ahora bien, hay que saber dónde y cómo implementar esa política de reducción de costes. Utilizar un ERP, en sí mismo, ya permite hacer un ajuste económico ya que su uso optimiza los recursos que se emplean para gestionar el negocio. Procesos y tareas automatizadas, se traduce en una mayor eficiencia y, por tanto, en una optimización de los gastos. Pero, además, el ERP proporciona información muy valiosa sobre las áreas, líneas de negocio, artículos, clientes o proveedores que son más ventajosos. De esta manera, la empresa tiene las pistas que necesita para saber dónde se está perdiendo dinero por exceso de inversión o defecto de ventas. Y con ello, podrá tomar las decisiones oportunas, encaminadas a minimizar los costes.
Mejorar la planificación y simular escenarios futuros. No importa en qué sector opere la compañía, siempre es necesario poder “adivinar” en qué dirección se moverá la demanda. En el entorno alimentario, un ERP permite hacer proyecciones de las ventas y, también de los pedidos de artículos específicos o en períodos concretos. Y, facilita la flexibilidad para aumentar o disminuir las compras, la fabricación o la distribución en función de los movimientos que se vayan “adivinando” en el mercado. Este aspecto es clave en la industria alimentaria tan dependiente de la cadena de suministro.
Generación de informes precisos. Los informes, las estadísticas, las comparativas, los históricos… son fundamentales para que las empresas del sector alimentario operen con garantías de éxito. Es verdad que siempre pueden suceder acontecimientos imprevistos. Pero disponer de informes automatizados, ayudará a tomar decisiones sobre la marcha, en tiempo real porque facilitan información clave sobre ventas, compras, inventarios, stocks… que arrojan una imagen global y/o al detalle de aspectos concretos del negocio. Son métricas que las áreas directivas necesitan para decidir sobre nuevos productos/servicios, líneas de negocio, producción, campañas de promoción, acuerdos estratégicos con proveedores, partners, etc.
En definitiva, las empresas alimentarias que han contado con un software para gestionar sus procesos durante la COVID han encontrado múltiples ventajas que les ha permitido reaccionar e impulsar sus negocios. Ventajas como la integración de todos sus procesos, el acceso centralizado –y en remoto– a toda la información relevante, la reducción de los costes administrativos, la mayor flexibilidad para adaptarse al entorno y a sus cambios o la facilidad para cumplir con todos los requerimientos normativos.
Fuente: Economía de hoy